Tiempo de vals….

 
Hermosa canción, casi himno de todas las fiestas de las QUINCIAÑERAS de los años 90´s, interpretada por el cantante boricua Chayanne. Esta pieza musical dio paso a la modernidad pues sustituyó de manera inminente al famoso Vals de las Mariposas. Ambas composiciones y melodías me remontan a esos tiempos en que nuestros padres hacían esfuerzos sobre naturales para poder dar cumplimiento al sueño de toda niña de 14 años, el cual era celebrar sus quince años con todas las de la ley y ello suponía: alisar a las que tenían los moños malos por primera vez (habían más audaces que lo hacían antes, pero siempre lo negaban), un hermoso vestido vaporoso de color claro (alusivo a la inocencia), maquillaje, el peinado con gajos por lo regular y más “spray” y me mato, la corte con 14 damas y 14 chambelanes, el inmenso pastel (de Nittin o Vinicio, eran lo último en esa época) los bailes sincronizados, la sesión de fotos, los paracaidistas en ropa informal (todavía no me explico por qué no podían ir vestidos decentes), el cambio de zapatos bajitos a las zapatillas altas y lo mejor de todo nuestro baile a solas con el primer amor de nuestras vidas: papá. En fin, los quince años representaban las conmemoraciones alegóricas para dar paso de niña a mujer y mostrar signos de madurez y carácter. 
Hoy en día es un tanto distinto, las chicas ahora más actualizadas, piden viajes, cruceros, dinero, resorts, entre otros entretenimientos, claro, las clase media alta y alta, a los pobres esos días pasan sin pena y sin gloria como cualquier otro normal. Se perdieron los valores, pues esos agasajos eran tan autóctonos como lo es el merengue, pero un hecho reciente nos dio de nuevo la esperanza de que no todo esta perdido, y vimos como brecheros profesionales la modesta y humilde "BULLITA” de quince años de la hija de uno de los funcionarios más influyentes de este flamante gobierno, la cual contó con todos los elementos descritos anteriormente y un chin más agregado, sólo un poquito más de fantasía añadida y fue la exquisita locación que dio al público dominicano qué hablar, EL PALACIO PRESIDENCIAL, más especifico, el SALÓN LAS CARABELAS, en donde obviamente no podía faltar nada, se vio toda la exuberancia que recordaba los tiempos del SATRAPA y su hija Angelita, y no es para menos, pues hay dinero para gastar y tirar por la borda, mientras no salga de sus bolsillos. 
Es una pena que cada niña pobre del país o con padres que trabajan de manera honesta no puedan darse estas bellezas y estos lujos, pero mayor es la pena para todos nosotros que sin querer, patrocinamos y pagamos una fiesta de esta magnitud y ni siquiera nos invitaron. A seguir comiendo SALAMI de nuestros políticos, pues no había necesidad de hacer esto sin crear bochinches en nosotros.
**escrito a petición de tres amigas: HB/EM/AM 

POR: Franmi Aquino